La felicidad y el éxito en la vida no se pueden comprar en la farmacia. Tampoco llega por arte de magia de un momento a otro. Nadie te puede dar ninguna de estas dos cosas porque está en tus propias manos lograrlas.
He visto a muchas mujeres, incluida yo, que han vivido la vida sin felicidad y éxito en lo que emprenden. A través de los años he visto a mujeres con el síndrome de víctima, incluída yo. Mujeres que dejan pasar una oportunidad tras otra porque piensan que «mañana» lo harán o cuando tengan tiempo.
Tengo noticias para ti… Mañana no está garantizado para ninguna de nosotras. Mientras avanzan los años me doy cuenta que la vida es tan corta que si no aprovechamos las oportunidades que se nos presentan, en los momentos que se nos presentan, estamos tomando decisiones que tendran repercusiones de por vida.
Hace casi un año, escribí un Blog sobre las cosas que le diría a la Noemí más joven, aquí lo puedes leer TRES COSAS que le diría a la Noemí más joven.
Te soy sincera, esas TRES COSAS cambiaron mi vida totalmente. Si alguien me las hubiera dicho durante mis veinte años, se lo hubiera agradecido muchísimo. Es que a los veinte años pensamos que tenemos todo el mundo por delante. Que ya lo sabemos todo y que vamos a triunfar en la vida. Nos llenamos de optimismo y emprendemos la jornada sin prepararnos para ella. Sin saber lo que realmente nos espera y adónde queremos llegar. Por consiguiente, desperdiciamos los años para luego mirar al espejo y preguntarnos: ¿A dónde se me fueron los años? Solomón tenía razón para decirnos esto:
«No dejes que la emoción de la juventud te lleve a olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas viejo y digas: «La vida ya no es agradable»» Eclesiastés 12:1
Esa frase «La vida ya no es agradable», me llama mucho la atención. Si eres como yo, haz tenido esos momentos cuando te lo haz repetido a ti misma también. No sólo te lo haz repetido una vez pero varias veces. Es más, muchas lo creen de tal manera que ni siquiera hacen el esfuerzo para mejorarse a sí mismas y buscar una mejor vida. Se han conformado con vivir la vida en depresión, sin esperanza y sin ganas de vivirla.
Te cuento que he visto a esta clase de personas, mujeres que se han dicho a sí mismas, estoy vieja, o ya es muy tarde para lograr lo que siempre quise. En otras, palabras, han tirado la toalla y están sentadas mirando el partido pero no quieren tomar parte en el partido para saborear el triunfo como ganadoras.
No te culpo he estado en tus mismos zapatos.
Cuando la vida parecía haberme pagado mal. A pesar de los grandes esfuerzos nada me salía bien. A pesar de las inversiones de tiempo y dinero, no veía la luz al final del túnel. Siempre volvía al mismo sentimiento de víctima y derrota. Pero en los últimos diez años Dios permitió que entrara en la escuela de aprendizaje. En dónde yo era la protagonista de la historia. Todo empezó el 21 de Noviembre del 2010 en El Rinconcito de la Paz. Allí encontré lo que Dios quería darme para prepararme para una nueva etapa de vida.
Estos diez años me dieron una versión mejor de mí misma. Con lágrimas en mis ojos te lo digo. Lo que pensé era para ayudar a otras mujeres, me transformó totalmente a mí desde adentro. Ahora ya no soy la misma Noemí que era hace 10 años. Mi dedicación a esa transformación es lo que me ha dado felicidad y éxito en la vida. No llegó de la noche a la mañana. No llegó sin lágrimas, pataletas, peleas, decepciones, fracasos, desilusiones y todo lo que te puedes imaginar. Ha sido una jornada dura pero con grandes logros. Hoy puedo decir que valió la pena dedicarme a esto por diez años consecutivos.
Lo que aprendí fue y será muy útil para cualquier nueva etapa de mi vida que emprenda. Pero quiero dejarte un mensaje muy claro sobre esto. Yo nunca hubiera llegado a dónde estoy sin haber tomado el primer paso. Y si tú no lo haces, están perdiendo la gran oportunidad que Dios te está dando para vivir la vida que Él siempre ha querido para ti. Él no te la va dar. Él ya te la dio. Ahora tú tienes que apoderarte de ella y hacerla realidad en el piso que estás pisando.
No, Dios no me tomó la mano para que apretara el botón de mi computadora y empezara la jornada. Dios no me envió un sobre con dinero para que pagara lo que costaría tener un Blog. Dios no me dijo en un sueño esto es lo que tienes que hacer. Dios ya me había dado todo lo que necesitaba para hacerlo, estaba en mis manos ahora ponerlo en marcha.
Quiero que sepas que tú estás aquí con un gran propósito para tu vida. Es lo que te llevará a gozar de la felicidad y el éxito que tanto quieres. Pero eres tú la puede llevar a cabo eso que estás queriendo ver hecho una realidad. Tú ya tienes la aprobación de Dios para vivir la vida a plenitud. Para eso vino Jesús como dice aquí:
«Yo he venido para que tengan vida
y para que la tengan en abundancia»
Juan 10:10 (DHH)
La vida, tu vida y la mía está llena de decisiones. No todo lo que escogemos nos trae beneficios. De allí es que podemos ver los resultados de las malas decisiones. Hay una mentira que quiero que saques de tu cabeza y es ésta: «Mi vida ya está arruinada». Esto es ¡MENTIRA!
Tú tienes el poder para elegir hoy lo que vas a hacer con tu vida. Moisés en su discurso al pueblo de Israel, en Deuteronomio 30, les advierte que lo que elijan siempre traerá consecuencias tanto positivas como negativas. Por esta razón les habló sobre una elección de suma importancia al final de este capítulo. Lee conmigo:
«En este día pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes, de que les he dado a elegir entre la vida y la muerte, y entre la bendición y la maldición. Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus descendientes; amen al Señor su Dios, obedézcanlo y séanle fieles, porque de ello depende la vida de ustedes y el que vivan muchos años en el país que el Señor juró dar a Abraham, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes.»» Deuteronomio 30:19-20
¡Escojan, pues, la vida!
Es tu elección. Dios no va a elegir la vida que quieres por ti. Tampoco te va a dar una nueva revelación. Si quieres vivir tu vida feliz y con éxito. Si quieres ser una mejor versión de ti misma, vas a tener que elegir lo que vas a hacer desde hoy. Vas a tener que poner tu esfuerzo, tiempo y dinero para encaminarte hacia esa vida que tanto anhelas. No llegará de ninguna otra manera. Te lo digo yo que perdí muchos años esperando que Dios me diera la vida que siempre había deseado.