¿En dónde estás hoy?
Mi sobrinita tenía cinco años cuando empezó a jugar con sus primos a las escondidas. Mi casa tenía muchos lugares para esconderse y ella escogió ir y esconderse debajo de la máquina de coser de mi mamá. Esas máquinas Singer que se usaban en ese entonces.
Todos los niños ya habían salido de sus escondites y estaban jugando otros juegos. De repente entré en la habitación en donde estaba la máquina de coser y vi que mi sobrinita seguía escondida. Mirándome con sorpresa ella me preguntó»¿Ya me encontraron?
Me imagino que te estás sonriendo como yo.
¿TE ESTÁS ESCONDIENDO?
A veces, nos sucede así… Queremos ser encontradas. Pero lo que pasa es que no podemos ser encontradas porque estamos escondidas. Y no es que queremos que nos encuentren por alguna razón de ganancia personal, pero porque todas tenemos ese deseo innato de querer ser parte de algo. Querer pertenecer a algo.
Dios nos hizo para que viviéramos en comunidad unos con otros. No para que vivamos solas. Esa no es la vida a la que Dios te llamó. Génesis 2:18 lo afirma así:
Después, el Señor Dios dijo:
«No es bueno que el hombre esté solo.
Haré una ayuda ideal para él».
Génesis 2:18
NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTÉ SOLO
Dicen que la soledad no es buena compañía. Estoy de acuerdo y creo que tú también.
No hemos sido creadas para vivir aisladas sin comunicación y sin contacto con otros seres humanos. Si me preguntas a mi, el año que pasó nos afectó de maneras que no conocíamos. Fuimos forzados a vivir aislados de seres queridos y amigos. Sin embargo, con las limitaciones que hemos tenido, el uso de la máscara y las restricciones a las que se nos han sometido, aún así hemos querido estar en contacto con otros.
Hay excepciones a esto. Hay mucha gente que todavía tiene mucho temor y no quiere salir. Es comprensible. Con todo lo que vemos hoy y escuchamos sobre la pandemia existe el miedo.
Aunque hemos optado por otras maneras de mantener contacto a través de textos, Skype, Zoom, WhatsApp, o páginas sociales; aún así la distancia se siente.
¿QUÉ PUEDES HACER?
Aunque quieras o no la vida continúa y tienes que vivirla. Dios no te ha llamado a vivir en una cueva. El evangelio es vida que se vive delante de otros en dónde damos oportunidad para que Dios sea alabado por nuestra manera de vivir.
Claro está que en este tiempo las maneras de seguir conectadas han sido más por línea que en persona. Pero cuando la oportunidad se dé para estar con alguien en persona, no dudes en hacerlo. Por ahora si te sientes más segura haciéndolo por línea, entonces es tu deber continuar avanzando en el conocimiento de Dios y acercarte más a Él. No es tiempo de recreo o para vacaciones lejos de Dios.
Por esta razón, quiero darte dos maneras que te ayudarán a salir de tu cueva. Tengo dos estudios bíblicos que estarán empezando muy pronto. Regístrate para que mantengas contacto con tus hermanas en Cristo a través del estudio de su Palabra. No es bueno que estés sola dijo Dios.
NECESITAS A TU HERMANA
No soy amiga de las redes sociales, ni tampoco tengo a mi teléfono como imán pegado a mi para usarlo cuando estoy en frente de una persona. Esto es con lo que temos que luchar conscientemente. El estar presente con quienes consideramos importantes para nosotros.
Hay muchas distracciones que nos roban el contacto una a una en persona cuando tenemos la oportunidad de hacerlo. ¡No te lo pierdas! Deja el teléfono a un lado, apágalo si es posible. Pero presta atención a la persona de carne y hueso que tienes en frente. Esa es la relación que debes cultivar más que cualquier otra.
Las personas en tus redes sociales, Whatsapp, Skype, Zoom no te pueden ver en persona. No pueden sentir lo que estás sintiendo, no pueden ver tus expresiones de dolor o de alegría. Hay mucha gente que está escondida detrás de las redes sociales pretendiendo una vida que no existe. Es tiempo de salir de la cueva y conocectarte con otros.
¡Sal de tu cueva! No dejes que nada se interponga en lo que Dios quiere hacer en tu vida. ¡Vive la vida!
DIOS QUIERE QUE SALGAS DE LA CUEVA
En primera de Reyes capítulo 19 encontramos a Elías escondido en una cueva. Después de haber visto el poder de Dios de diversas maneras, Elías pensó que era el único que seguía a Dios y que todo el mundo se había rebelado contra Dios. Lleno de depresión se escondió porque quería morirse. Lee conmigo sus palabras aquí:
«9 Allí llegó a una cueva, donde pasó la noche. Entonces el Señor le dijo a Elías: —¿Qué haces aquí, Elías? 10 —He servido con gran celo al Señor Dios Todopoderoso—respondió Elías—; pero el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo, derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también. 11 El Señor le dijo: —Sal y ponte de pie delante de mí, en la montaña»
El llamado de Dios a Elías es directo. Dios no estuvo argumentando con lo que Elías le dijo y sus razones por estar allí en esa cueva. Le dio una orden. ¿Por qué Dios hizo esto? Porque para Dios no hay pero que valga para vivir escondido. Dios quiere que vivamos conectados con otros, no aislados. Tú estás aquí para impactar a otros con tu vida. Jesús dijo que dejemos que nuestra luz brille:
«Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo» Mateo 5:16
Esta es la voluntad de Dios para ti y para mi. Que brillemos delante de la gente. Si nos estamos escondiendo en una cueva, no vamos a poder traerle gloria. La vida que tú tienes por delante la necesitas vivir delante de otros, no escondida. Sólo así traerás gloria a Dios con tus hechos.
Si te escondes te quedarás en el mismo sitio. Pero si sales de esa cueva vas a crecer y dar testimonio de tu fe en un Dios que vive y que vive en ti. Un Dios de poder que es tu Dios. Por esta razón necesitas conocerlo y necesitas su sabiduría para poder vivir victoriosamente en tiempos como éstos.
¡TOMA ACCION Y SAL DE TU CUEVA!
Con las limitaciones que tenemos, aún así podemos avanzar y crecer en el conocmiento de Dios y su Palabra. Haz alguno de estos dos estudios bíblicos. Dios te equipará para salir de esa cueva para empezar a disfrutar todo lo que Él te ha dado.