¿A qué le estás apuntando?

Me desperté llorando. Cuándo me di cuenta que había estado soñando me puse a pensar en lo que había soñado.

Quizá te ha pasado a ti. Pero a veces, como que no podemos recordar exactamente lo que hemos soñado. Es más son una serie de sueños mezclados uno con el otro que pareciera una película con escenas que no se conectan. Y esto es lo que mi sueño fue. Un enredo de varias escenas.

Me di cuenta que era la suma de las cosas que quiero hacer pero sin enfocarme en ninguna como prioridad. Esto me hizo llorar porque me vi como si estuviera ahogándome en un mar de cosas pendientes, sin saber qué hacer. LLena de confusion y frustración. Lo bueno de esto es que era sólo un sueño.

Pero te soy sincera. Ese día después de pensar en lo que había soñado, me pregunté: ¿Qué estoy haciendo con mis metas? De allí surgieron otras preguntas: ¿A dónde quiero llegar? ¿Qué es lo que en verdad quiero?

A lo mejor te estás haciendo las mismas preguntas. No eres la única. Hay mucha gente que están pensando igual. El año pasado nos llevó a reflexionar mucho en eso que estamos queriendo lograr. Como sabes, con un año nuevo por delante, todos nos vemos animados a buscar maneras de hacer que los minutos, las horas, los días y los meses cuenten para lograr lo que nos proponemos. Esto me motiva a preguntarte:

¿A qué le estás apuntando?

Si me dices que es a ese muchacho guapo que quieres conquistar… te entiendo (sonrisa). O a lo mejor, tú atención está dividida entre muchas cosas y no sabes por cual decidirte or empezar. He estado en tus mismos zapatos.

Estaba leyendo el capítulo nueve de primera de Corintios en dónde Pablo habla muy claramente sobre la vida que estamos llevando. Nos habla de cómo vivir de tal manera que nuestras vidas tengan propósito y lleguen a disfrutar resultados deseados. Lee conmigo lo que dice este pasaje:

24 ¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! 25 Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. 26 Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire. 27 Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. De lo contrario, temo que, después de predicarles a otros, yo mismo quede descalificado. 1 Corintios 9:24-27

La Nueva Versión Internacional traduce el verso 26 así:

«Así que yo no corro como quien no tiene meta;
no lucho como quien da golpes al aire»

La semana pasada te hablé un poco sobre lo que significa avivar tu don o talento. Si no leíste ese Blog aún, aquí está: «El que tiene miedo, no gana». Allí te enseño cómo y qué hacer para ver resultados con tus metas para salir ganando.

La vida cristiana no es como algunos piensan. Esto es, aceptamos a Cristo, luego leemos un poco la Biblia y aprendemos a orar. Empezamos a ir a la iglesia y servimos en algún ministerio. A lo mejor, tú haces algunas de éstas cosas o quizá ninguna. No te sientas culpable por no hacer todas o ninguna. La vida que Jesús quiere que vivas no llega con una lista de cosas que Él quiere que cumplas. Es más, si no quieres hacer nada, esa será tu decisión.

Lo que sí debes saber es que toda acción que tú tomes tiene repercusiones directas en la clase de vida que coseches. Es así de simple. No en vano dice la Palabra de DIos: «Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará». Es la ley de la siembra y la cosecha. No hay que darle vueltas a esto.

Por consiguiente, si estás viviendo sin metas y sin propósito, no culpes a nadie de no tener nignuna cosecha. No llores porque nada de lo quieres llega a ti. No se puede vivir soñando y esperar que las cosas cambien. Es como lo que dijo Albert Eintein:

«La locura es hacer la misma cosa una y otra vez
esperando obtener diferentes resultados»

ESTO QUIERE DECIR…

Que si lo que haces todos los dias, no tiene nada que ver con tus metas, y sigues haciéndole día a día, nunca verás los resultados deseados en lo que te has propuesto.

Entonces, si todos los días no le estás apuntando a esa meta que quieres lograr, a ese don o talento que quieres fortalecer o usar más. Si no estás apuntando a ese buen hábito que deseas desarrollar. Si no estás buscando maneras de crecer en lo que te has propuesto. Entonces, no será la culpa ni de tu esposo o enamorado, ni de tus hijos, ni del perro, ni siquiera de Dios, que tú no logres obtener lo que quieres.

Tengo algunas metas para este año. Si no me equivoco, creo que tú también las tienes. Sin embargo, he aprendido que para logralas tengo que enfocarme en una a una. No se puede alcanzar todas las metas al mismo tiempo. Pablo dijo que ganar el premio toma disciplina. Pablo usó el ejemplo de los atletas que se entrenan a diario para ganar. Añadió que si vas a ganar tienes que atinarle al blanco. Esto quiere decir que tienes que enfocarte en eso que te importa más que cualquier otra cosa.

No se puede lograr nada si estamos divididas o distraídas haciendo mil cosas a la vez. Está comprobado científicamente que cuando ponemos al cerebro a trabajar en una cosa determinada, nos va a sorprender con lo que podemos llegar a conseguir.

Pablo dice algo tan interestante que quiero destacar. Él dice que el que tiene metas o propósito no vive como si está dando golpes al aire. Si has visto a alguien en una pelea de boxeo, sabes que cuando el boxeador da un golpe al aire, pierde el balance.

Así mismo es con tus metas. Si no estás apuntándoles con tino, vas a estar sin balance. Si estás distraída y no te enfocas en lo que quieres, vas a perder el balance. Te distraerás en cosas que no te ayudan en esa meta y por consiguiente vas a perder el tiempo. En otras palabras, si das golpes al aire solamente no le estás apuntando a nada. Apuntarle a nada, consigue nada.

¿Qué dices? ¿Quieres apuntarle al blanco para obtener resultados?

Si tu respuesta es Sí, entonces adquiere estos recursos de abajo. Estoy convencida que te ayudarán desde hoy porque te enseñarán a vivir apuntándole al blanco para obtener los resultados que deseas…

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